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¡Estas ganas de descansar! Poner en pausa el cuerpo y la mente ante las presiones cotidianas, ante la fatiga que implica la rutina o tener que cumplir un horario, ¿cómo se logra eso? Quedándonos quietos o cambiando de escenario. Pero ocurre que ni la quietud física ni el cambio de escenario son garantía cuando seguimos siendo nosotros, cuando ante la quietud física llevamos el acostumbrado parloteo mental, o ante un cambio de escenario seguimos pensando en el mismo lugar del que salimos por un tiempo. Para descansar de los escenarios y haceres acostumbrados se requiere deshacernos [1] de nosotros, porque es ahí donde radica el mayor cansancio. ¿Para qué ver una playa si no nos dejamos atrapar por ella?, ¿para qué simular un reposo físico si ni siquiera escuchamos nuestra respiración, desesperados por retornar al movimiento? Hay quienes dicen que la enfermedad es un reclamo del cuerpo para que sea atendido, tal vez es la forma más extrema de decirnos: ¡detente! Pero aún en la enferme