¿Qué es lo que se celebra en el nacimiento de un acto creativo: una pintura, una obra de teatro, una película, la publicación de un libro?

Se celebra la decisión, la voluntad y el esfuerzo que implicó llevarla a cabo. Pero esta no es una celebración que pueda ser solitaria; tal vez en un primer momento, cuando el artista dice listo, terminé, puede experimentar cierto gozo personal, pero solo se sentirá completo cuando sea expuesta ante el otro.

Es en la mirada del otro donde el creador encuentra el gozo para celebrar su obra, porque él hace parte de ella. Y no es como se piensa —aunque a veces sea así—, que es la vanidad del artista la que lo lleva a exponer su trabajo; sino que en la ecuación natural del oficio el otro es fundamental, porque el artista se sabe reconocido en él, su obra es la forma como dialoga, como le cuenta lo que siente y experimenta, y en ese encuentro de miradas espera coincidir. Tal vez por esto suena tan destemplado cuando alguien se refiere a una obra con expresiones como: me gusta o disgusta, es buena o mala… En cosas tan “inofensivas”, y que solo responden a la intensión del creador, más valdría decir si coincidimos o no con su intensión.

Se me ocurre que en la crítica que califica o descalifica hay más vanidad que en el propio artista; porque así como en la vida las obras tienen un momento que se corresponden con el momento personal del creador, y como él se mueven en el tiempo; es decir, van surgiendo y tendrán un público con el que conectarán y otro con el que no. Ocurre que la universalidad del arte se refiere a un lenguaje[1] que sea afín, que nos atraviese a todos; pero no siempre coincidimos en ese momento, entonces ¿por qué descalificarla?, eso es mutilar la libertad, encasillar en los modelos, en lo dogmáticamente aceptado.

Es cierto que, como en la vida, hay quienes expresan con más claridad lo que son, sin embargo eso no quiere decir que quienes no lo hagan estén irremediablemente mal. He visto muchas caras bajas, sintiéndose inadecuados porque una mala crítica les arruinó la percepción de sí mismos.



[1] Hace referencia no a la forma, sino al fondo. Al lenguaje de las emociones y los sentimientos.

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