Por estos días escuché el concepto de persona inflamada. Imaginé a una persona pesada, con su piel enrojecida a punto de reventar, caminando despacio, con la mirada fija y los párpados abultados. Más adelante supe que se refería a la persona estresada. Se me ocurrió que era la mejor forma que había escuchado para definir el estrés en alguien, lo que hace y cómo nos sentimos bajo un fuerte estado de presión que no siempre se refleja en nuestro cuerpo si no hasta cuando alcanza niveles que superan nuestra capacidad de soportar.

Porque eso es el estrés: la medida que tenemos de aguantar una presión que, valga decir, no es igual para todos; pero una vez alcanzada la medida, las consecuencias parecen ser iguales y podrían resumirse —a riesgo de caer en simplicidades— en un sentimiento de inadecuación que se instala en nuestro cuerpo y mente. Algo en nosotros se desajusta y todo el engranaje se disloca, las piezas comienzan a rosarse y esa fricción hace que dentro todo comience a hervir. 

Se me ocurre que siempre estamos bajo presión, que el solo hecho de tener que decidir ya es un detonante importante, porque la incertidumbre o el tener que renunciar a algo —que también implica aceptar—, nos reta a vernos en diferentes situaciones y a acomodarnos, lo que no siempre es fácil y, valga decir, que a unas personas nos cuesta más que a otras. Tal vez por esto el tema del estrés no está en el detonante, sino en nuestra capacidad para identificarlo y modular su incidencia, o en el mejor de los casos en permitirle o no estar. Y tal parece que en eso recae el vivir, en estar expuestos a una cantidad importante de estímulos que nos llevan a evaluar cómo encararlos, la forma cómo queremos estar frente a ellos: eso que llaman resolver el vivir; lo que no es fácil, pero hay que intentarlo, la evolución ha dado suficiente evidencia de que es posible[1].



[1] Me gusta creer que el impulso de vivir, a pesar de las dificultades históricas, nos insinúa que venimos equipados para afrontar el estrés. ¿Cuántas situaciones que fueron motivo de estrés para los primeros hombres son ahora escenarios de confort para nosotros?

 


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